lunes, 5 de octubre de 2009

Psicología, vínculos afectivos


CARICIAS Y COMUNICACIÓN AFECTIVA
VINCULOS AFECTIVOS Y COMUNICACIÓN




M. Sc. Juan Jesús Justiniano Velasco
Psicólogo
Cientista de la Educación



El hombre aislado no existe, ya que es un ser que se encuentra siempre en relación con los demás, con ello lograr determinar vínculos y sistemas de vínculos, estos se los puede observar desde la relación mas simple hasta la relación mas compleja que se estructuran en los grupos (familiares, institucionales, comunidad, país, etc.)

El vínculo interhumano se lo puede enfocar desde la psicología como la comunicación afectiva entre los seres humanos que conlleva relaciones dialógicas que se entabla entre iguales que implica relaciones simétricas

La comunicación intencional es un proceso de transmitir ideas o bien símbolos, que tienen el mismo significado para dos o más sujetos los cuales intervienen en una interacción.

Es la utilización de un código especifico para la transmisión de un mensaje o bien de una determinada experiencia en unidades semánticas con el objeto de permitir a los hombres relaciones entre sí, siendo esta capacidad expresiva determinadas en la comunicación analógica y digital.


La comunicación analógica tiene sus raíces en períodos arcaicos de la evolución basadas en la expresión corporal: manos, gestos, tonos de voz, expresión, etc., que complementan lo que decimos verbalmente, y que se identifica con la semántica: dadas en la relación entre significante y significado, hay continuidad entre lo físico o cultural en sus vínculos. La comunicación analógica coincide con la comunicación no verbal, que utiliza elementos de comunicación que no son plenamente simbólicos por tener relación con el referente, mas allá de la simple convención arbitraria entre una comunidad de usuarios, se los puede percibir en los dibujos, llantos de un niño, la expresión corporal los movimientos kinestesicos, la postura, los gestos, la expresión facial, el ritmo, la cadencia de las palabras, el silencio y los indicadores comunicacionales que aparecen en el contexto que determina algún estado de animo.


La forma paralela de la anterior se la encuentra en la comunicación digital que es relativamente reciente y mucho mas abstracto, que parte de los fonemas o dígitos que se identifica con la sintáctica: no existe relación salvo de forma arbitraria, lo que la hace más pobre y limitada, pero que poseen un sistema de reglas y combinación gramática y que son más fáciles de sustituir, es por ello que se logra mediante símbolos lingüísticos o escritos que son el vehículo del contenido de la comunicación.


El tercer concepto de comunicación dado por la filogénesis, que determina la corriente integradora, y que consiste en al evolución de la especie en la adquisición de las competencias comunicativas dadas en lo analógico como digital.


Los vínculos interhumanos dados en vínculos afectivos, se organizan en forma complejas de intercambio humanos tales como las emociones y los sentimientos, por lo tanto se encuentra cargados de tensión, de energía que moviliza o impulsa la conducta en un sentido u otro de manera ambivalente, siendo canalizada hacia la simpatía- antipatía; unión – desunión; amor – odio; todo ello se da por la fuerza afectiva o energía interior, que lleva a la unión dados en la solidaridad, rechazo enemistad, o ambivalencias

La identificación o no identificación es el núcleo del vinculo afectivo, cuando existe identificación existen introyecciones que es la puesta en si del otro; proyecciones que es la puesta en sí en otro.

Cuando existe identificaciones en los vínculos interhumanos se realiza en el aspecto gestual, afectivo y sociocultural.

Por otro lado las identificaciones pueden ser personales y colectivas: las primeras dadas en las pasajeras con las emociones y las estables con los sentimientos: Las colectivas en la relaciones afectivas con el grupo.

Las identificaciones personales, aquellas donde se hallan comprometidas dos personas por el vínculo afectivo, se denomina pasajeras o emociones cuando son efímeras, rudimentarias, se determina por un estado de shock afectivo que se las expresan mímicamente en forma muscular o postural, dándose cambios fisiológicos como la aceleración del ritmo cardiaco, respiración agitada, movimiento de diafragma, temblores, transpiración, descarga de adrenalina, placidez, risa, explosión en el llanto, etc. Cuando existe identificación surge: la alegría o jubilo, la compasión; si fracasa la identificación surge: la ira, agresión a la otra persona y si no puede mostrarla se vuelve contra el mismo sujeto; el asco que es la emoción deprimente que puede ser física o moral, el miedo que es una reacción inhibitoria en situaciones que se amenaza la propia dignidad, falta de confianza en si mismo, el temor al ridículo, por ultimo la ansiedad que es similar al miedo y excite la falta de especificación de la causa que lo produce.

La identificación personales o estables dado por los sentimientos, son mas elaborados y mas complejas que surgen de la vida de relación entre los demás, la ambivalencia afectiva se la puede determinar mas concretamente, la polaridad identificación – agresión, donde predomina una de ellas, entre ellas tenemos: el amor, el odio, los celos, la envidia, el sentimiento de culpa.

La formación de los sentimiento se determina desde la niñez, se da en los vínculos familiares entre hijo – padres, por lo tanto son mas estables, es donde se organiza el carácter y donde se aprende a amar y desarrollar un comportamiento social, dado que surgen las identificaciones y adquiere las primeras forma de conducta amorosa, surgiendo en muchos casos sentimientos de amor – culpa, amor – agresión.

Los vínculos familiares según sea identificación o agresión puede desarrollar: personas afectivamente equilibradas y segura de sí misma, personas sumisas y dependientes para establecer lazos afectivos con otros al no superar la dependencia y la deuda con los padres, o una persona agresiva y esquiva, que no supera la agresión hacia los lazos familiares y la culpa que deriva de ello.

Las actitudes son forma de conductas persistentes de raíz afectiva hacia las otras personas ante distintas situaciones de la vida, la influencia del medio familiar y luego la del medio social determina el alcanzar ciertas metas, proyectos e inclinaciones, se llega a las predisposiciones generalizadas ya se buscando identificación o llegando a la agresión.

Después de estas definiciones de los vínculos interhumanos, afectivos, se ha visto que se logra las identificaciones dadas en las emociones y sentimientos, entonces e necesaria determinar uno de los factores más importante que lleven al desarrollo, y la podríamos determinar la comunicación afectiva a través de las caricias.



CARICIAS

Las caricias (Eric. Berne), es la unidad de base de reconocimiento y transacción, implica forma de reconocimiento que puede satisfacer la se de contacto y sostener la vida de la persona, es el resultante de dos compones: 1° el afectivos dado por el aspecto energéticos que determina intereses, motivos, sentimiento voluntad de valores, son los que responden a necesidades que es impulsada por una energía que imprimen dirección, que busca ser satisfecho o canalizado; 2° lo cognitivos o aspecto estructurante dado por la sensomotricidad, percepción, inteligencia, pensamiento, memoria, que se encargan de ordenar los datos, organizarlos, dándoles una estructura, seleccionando sus esquemas para devolver el equilibrio al sujeto; en el uso corriente frecuentemente identifica a “caricia” solamente como amor o “caricia positiva”.


LA IMPORTANCIA DE ACARICIAR Y SER ACARICIADO
Frente a la comunicación a distancia que la tecnología nos ha impuesto hoy en día a través de Internet o el teléfono móvil, las caricias pueden ser un aporte o apoyo contra una sociedad cada vez más estresada que lanza gritos sordos y desesperados solicitando contacto físico, ya que en pleno siglo XXI, existe la necesidad de retomar los valores que se encuentran en las relaciones humanas para luchar contra la depresión, el mal humor, la angustia y la tristeza.


Las caricias se inician se deben iniciar desde etapas fetales, es por ello que algunos autores lo determinan como estimulación temprana, luego cuando nace el contacto de la piel de la madre con la de su hijo determina zona erógenas, que son las parte del cuerpo particularmente sensible a la excitación sexual, que ayudaran posteriormente para el desarrollo de su personalidad (S. Freud) , en los recién nacidos se descubrió que, para la supervivencia y el desarrollo, no se mantienen únicamente con alimentos y líquidos, también necesita del afecto que se expresan en caricias, que cuando faltan en grados extremos aparecen enfermedades o el fenómeno fatal denominado marasmo, que lleva a la muerte en los niños, este cuadro critico se revierte si la madre o alguna figura sustituta muestra afectividad.


Los estudios en psicología desde el siglo pasado realizados por los Doctores: Chapín, Banning, Spitz y Bowlby, entre otros, demuestran, con años de rigurosa investigación, que la falta de caricias puede provocar retraso en el desarrollo psicológico y una degeneración física capaz de acabar en un desenlace fatal,


Desde el punto de vista psicológico, los especialistas también han constatado que quienes durante su infancia no sintieron el contacto de una caricia son más proclives a mostrar dificultades para dar o recibir afecto y expresar su emotividad. Son los que habitualmente reciben el calificativo de personas ‘frías’, que consideran el contacto físico con los demás como algo ‘sucio’.


Las caricias son recibidas por la piel está compuesta por infinidad de puntos sensibles dispuestos a ser descubiertos, por ser la piel nuestro sistema nervioso exterior que nos comunica con el medio ambiente y con los otros, las terminaciones nerviosas de nuestra piel envían señales al cerebro; éste libera ciertos compuestos como las endorfinas que son opiáceos naturales producidos en el cerebro y en la glándula pituitaria, se las considera una clase de neurotransmisores, que benefician no sólo nuestro estado de ánimo sino que pueden detener o incluso curar ciertas dolencias, y nos hacen llevaderas el dolor y conducen al bienestar,

Esta incapacidad para ‘tocar’ y ser ‘tocado’ conlleva problemas en la comunicación y en la gestión de la agresividad, estar con el ánimo bajo, triste e irritable, pueden ser síntomas de que alguien se encuentra ‘desacariciado’, el mejor medicamento para paliar el estrés y la ansiedad, es importante dar y recibir caricia a las personas que nos rodean como ser niños y familiares, amigos, etc., esto significa el poder expresar mediante la comunicación digital y analógica, tomando en cuenta que existen diferente clases de caricias para cada uno de ellos, como ser las reparadoras, visuales y auditivas.


Existen caricias que causan ternura, otras consuelan y las hay que animan, algunas son muestras de amistad y muchas desatan el deseo y la pasión, pero todas ellas forman parte de un lenguaje íntimo que nos ayuda a expresar nuestros sentimientos. Una forma de comunicación al alcance de nuestras manos.

Acariciar y ser acariciado no es sólo un inmenso placer sino también una necesidad para nuestro equilibrio emocional, es un código de comunicación más rico y sofisticado que las propias palabras.


Pero, cada vez nos alejamos más del contacto físico, la comunicación táctil es una de las que menos se prodigan, a pesar de ser el mejor vehículo para crear bienestar entre dos personas, para reforzar la palabra que a veces se queda un poco huérfana. Y es que en la caricia, instinto arcaico, convive lo animal y lo humano, por ser la piel receptor de sensaciones.


Por lo tanto las caricias son indispensables para la subsistencia y el bienestar físico y psicológico, son algo así como el alimento que nutre nuestra vida emocional y afectiva, determinándose como una necesidad más que tiene el ser humano, es por ello que estos estímulos son beneficiosos para la salud física y psíquica. El contacto de los seres humanos facilita cambios positivos de comportamientos motores, emocionales y de atención, favoreciendo el equilibrio y propenden al buen humor, las sensaciones placenteras a nivel físico modifican nuestro ánimo.


Caricias, masajes, abrazos; son la mejor terapia para los desequilibrios emotivos.


Acariciar es un arte y cada parte del cuerpo un campo que puede ser experimentado, un brazo, la mano, la cabeza o cualquier otra parte del cuerpo reciban el contacto suave y cariñoso de otra persona, puede llegar a cambiarnos el humor o hacernos experimentar nuevas sensaciones.


Distintos estudios científicos sobre las emociones humanas han comprobado que es tan importante aprender a recibir, dar y darse caricias, ya que el explorar zonas poco comunes para recibir este tipo de estímulo, se transforma en un desafío de uno mismo o de dos, Para algunos recibir, dar o darse caricias en la cabeza puede provocar la sensación más cercana al paroxismo, mientras que para otros, el cuello, los antebrazos o la espalda, son las llaves de acceso directo al relax. Sólo es cuestión de animarse a acariciar, dejarse acariciar, o acariciarse a si mismo ya que así no se siente un objeto y se descubre lugares sensibles y desarrolla como eleva su propia autoestima


El poder de las caricias, el contacto físico con las personas que amamos son bienes a recuperar dentro de una sociedad cada vez más ligada a los objetos y a la tecnología; esta 'terapia' tan simple puede bajar la ansiedad y los efectos destructivos del estrés, depresión y ansiedades.


El contacto físico de las caricias y el masaje suave permite una corriente afectiva y corporal muy intensa, que además, se suma a la mirada, a las palabras, al silencio y a todos los elementos que hayamos logrado incorporar al momento.

Los tipos de caricias pueden ser:
Caricias reparadoras: Se las encuentra en el pelo, rostro, nuca, manos, cuello, espalda… En forma de roce, abrazo, masaje… Todo sin segundas intenciones, sólo para demostrar un sentimiento, una proximidad, una estabilidad emocional. Un contacto físico muy positivo y extremadamente agradable cuando se recibe del fisioterapeuta, terapeuta, pareja o por último uno mismo.

Caricias para los oídos: Se las denomina en psicoterapia de caricias auditivas., dadas en piropos o palabras capaces de agradar cuerpo y mente, de besar, abrazar, envolver, sanar, es un buen complemento para las caricias manuales, demostrándose como se complementan las caricias del alma con las del cuerpo.

Caricias visuales: Otro factor importante se da en la mirada, mirar a alguien con amor también es una forma de acariciar. La mirada del otro suele ser uno de los puntos más seductores en la pareja, puesto que es difícil engañar con los ojos. Su poder reforzará la relación o, muy al contrario, provocará el desengaño amoroso.

Es por todo ello que las caricias se convierten en la necesidad de reconocimiento que persiste durante toda la vida, si bien hay un punto que marca una diferencia fundamental entre niños y adultos. Los niños sólo pueden recibirlo de su medio, en principio el familiar y luego el escolar y el grupo de pares.

Los adultos por su parte pueden auto-suministrarse caricias cuando no las obtienen del entorno, pueden -por ejemplo- decirse a sí mismos que son buenas personas. Lo óptimo, más allá de la edad, es poder dar y recibir caricias adecuadas en un intercambio equilibrado con el ambiente.

Los tipos de caricias pueden clasificarse de la siguiente manera:
1. Por su influencia en el bienestar: adecuadas o inadecuadas
2. Por la emoción que invitan a sentir: positivas o negativas
3. Por los requerimientos para darlas o recibirlas: condicionales o incondicionales
4. Por el medio de transmisión: físicas, verbales, gestuales o escritas
Existen diversos prejuicios negativos en torno a este tema, siendo común encontrar gente que no considera adecuado dar, aceptar y pedir caricias positivas y rechazar las negativas. En realidad estos prejuicios no tienen fundamento que los sustente, siendo lo óptimo para el bienestar psicológico dar, aceptar, pedir y darse caricias positivas y rechazar las negativas.


LAS CARICIAS COMO VÍNCULO AFECTIVO Y COMUNICACIÓN EN LA PAREJA
Pero las caricias enmarcan en el ámbito social, como en la interacción que se tiene con la persona con la que mas se tiene contacto como es la pareja. La forma en que nos toca nuestra pareja, nos roza la cara o nos toma la mano, son un código íntimo sólo descifrable entre dos.


Las caricias en una pareja no siempre tienen connotaciones sexuales. Es uno de los mejores canales de comunicación que existen y hay que explotarlo porque, en ocasiones, se hace más fácil demostrar el amor con una caricia, que con las palabras.


Psicológicamente el término ‘caricia’ no lleva implícito el contacto cuerpo a cuerpo, ya que las existen otras clases de caricias que se pueden manifestar de forma no verbales: dadas: en apretón de mano, roce palmada un abrazo una sonrisa, un guiño de ojos, una mirada profunda; las de forma verbales: un halago, palabras bonitas, tono de voz amigable, suavidad.


Con referencias a las caricias eróticas, son las que brindan mutuamente la pareja no se deben concentrar exclusivamente en las áreas erógenas habituales. Todo el cuerpo, particularmente el de la mujer, debe ser considerado como una zona capaz de sentir eróticamente caricias, masajes y besos, principalmente el contacto de piel a piel, el tacto, la vista, los sonidos y las palabras cuando los utilizamos adecuadamente son capaces de, a través de la imaginación, disparar estados sensuales y eróticos muy fuertes, tanto en la mujer como en el hombre

Uno de los grandes errores de la sexualidad es concentrar las caricias únicamente en las zonas erógenas. Esto convierte al acto en algo triste, vacío y pobre. Bien es sabido que el cuerpo de la mujer necesita una estimulación física y emocional variada y diversa para conseguir un nivel de excitación adecuado.


El número de caricias que se pueden realizar es directamente proporcional a la imaginación del que acaricia. Orejas, cuello, boca, nariz, mejillas, pecho, espalda, costados, vientre, muslos, ombligo y pies, son zonas altamente erógenas, los labios, lengua y manos ayudan a recorrer todas las partes del cuerpo, los pequeños mordiscos, palmaditas delicadas o pellizcos suaves constituyen otras formas de acariciar, cuanto más tiempo se dedique a la estimulación propia y de la pareja, tanto más placentera será esa relación y más intensamente se vivirá el orgasmo.

Existe un término anglosajón que reúne muy bien este abanico de juegos sexuales: el ‘petting’, que un sentido amplio alude al intercambio de muestras de afecto, en una especie de juego amoroso y placentero, en el que todo está permitido, excepto el coito.

Todo encuentro amoroso con la pareja se debe iniciar con la atención mas delicada y sutil que podamos a fin de crear el clima propicio y necesario, la ternura dadas en las caricias, los mimos y suaves gestos que damos junto al beso, que en un principio será también suave y lento para ir convirtiéndose en apasionado a medida que la temperatura del encuentro lo requiera, para ir creando el clima necesario para que la unión sexual alcance su punto máximo.


En el acto sexual no sólo juegan las sensaciones exteriores y los estados de ánimo interiores, sino la totalidad de lo que uno es.

Actualmente existen grupos que invitan a participar de sesiones de caricias y abrazos, evitando cualquier connotación sexual. Aseguran que cada parte del cuerpo esconde una sensibilidad que, bien estimulada, provoca placer y relax para la persona que los da y quien los recibe.

Por lo tanto el acariciar es el arte de amar que no se aprende de la noche al día, nuestra premisa debería ser “Para una mejor comunicación afectiva hay que acariciarse más”.



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